osé Guadalupe caminaba cerca del metro Azcapotzalco la tarde del martes 19 de septiembre de 2017; el hombre, de 72 años de edad, nunca pensó que esa tarde, justo a las 13:14, un terremoto de 7.1 grados le quitaría la vida en la Ciudad de México.
Todo comenzó a moverse. Edificios, viviendas, bardas, el piso crujía, restos de lozas se vinieron abajo, ventanas. Un poste de luz cedió ante el movimiento y golpeó a la persona en uno de sus hombros. El impactó no lo mató. Fue la impresión, un infarto lo dejó tendido sobre el asfalto que ya quemaba a esa hora.
Alrededor todo era caos, gente corriendo, gritando, tratando de comunicarse con familiares, pero entre todo, un amigo de don José Guadalupe lo identificó y llamó a la familia para avisarles.
Más tarde, una sabana ya cubría el cuerpo del septuagenario. Elementos de la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México arribaron a la zona en la patrulla con número 03033 e hicieron los primeros trabajos para resguardar el cuerpo. Aparentemente.
Familiares arribaron al lugar y preguntaron a los oficiales qué se tenía que hacer. Ellos, con alevosía, trataron de dilatar el levantamiento del cuerpo alegando que se requería un médico legista.
Los oficiales llamaron a una ’supuesta doctora’ que no llevaba cédula para identificarse. No era médico legista, dijo, pero sí general. Cobraría por sus servicios 5,000 pesos, solo por constatar la muerte de la persona, pero no resolver ni el levantamiento del hombre, ni el tema del acta.
La familia empezó a sospechar y llamó a un amigo abogado quien les indicó que los servicios del Ministerio Público no debían cobrar ni un peso y que incluso, era "a la de a fuerza" que tuvieran un médico legista. Era claro que los oficiales y la supuesta ’doctora’ tenían un asunto armado: cobrar y lucrar en medio de la tragedia.
Más tarde arribaron integrantes del Ministerio Público quienes dijeron a la familia que levantarían el cuerpo, pero no sabían a que lugar. Otra traba en medio de la tragedia. Enseguida, llegaron, por fin, los Servicios Periciales, quienes hicieron el levantamiento del cuerpo e informaron que se lo llevarían a la unidad 40 de Azcapotzalco, en El Rosario.
Una perito, integrante de Servicios Periciales, ’por debajo de la mesa’, advirtió a la familia: "no les deben cobrar nada".
Ya habían pasado más de cinco horas y el cuerpo ya presentaba signos de descomposición. Finalmente el cadáver de José Guadalupe arribó al Ministerio Público, pero el problema se dilató aún más ya que al principio no había médico legista y cuando llegó todavía pasaron varias horas antes de que pasará a la siguiente etapa: llevarlo a la morgue.
Después de otras cinco horas, en total ya iban a 10, el cuerpo llegó al Instituto de Ciencias Forenses en la colonia Doctores. Entre pasillos se escuchaba al personal de lugar decir que habían 137 cuerpos, entre estos, el de don José, al cual se le prácticó la autopsia de ley. Su sobrima fue la encargada de identificarlo.
Finalmente, a la una de la mañana del 20 de septiembre, el cuerpo fue entregado a sus familiares. Doce horas después del terremoto. Doce horas después de que la Ciudad de México se paralizara por el intenso sismo.
El trato que se le dió al cuerpo y a la familia contrasta a las escenas que se difundieron en televisión, luego de que se recuperó el cuerpo de una joven de 19 años en un edificio que se derrumbó en las calles de Bretaña e Irolo, en la colonia Zacahuitzco, delegación Benito Juárez.