PRI acéfalo

Desde la designación unilateral de Enrique Ochoa Reza, como presidente del CEN del PRI, se consideró como un exceso. Una decisión exótica, extravagante.
No hubo sorpresa cuando empezó a dar traspiés y sus declaraciones lejos de favorecer a su partido pareciera que hablaba su mejor enemigo. Ante tantos descalabros, y haber tomado obsesivamente a la figura de un contrincante electoral como si se tratara de un entrenamiento de boxeo, debió entrar en su auxilio, Claudia Ruiz Massieu, como secretaria general de dicho partido, pero al parecer Enrique, Ochoa Reza desde luego, no se dejó ayudar.
Una cuña que debió incidir en las palabras y las acciones de Reza Ochoa, pero que, en términos concretos, no se notó. La manera tan burda de tender trampas electorales y el discurso de simulación del líder nacional del tricolor luego de la jornada electoral del 4 de junio, dejó un mal sabor de boca dentro y fuera del PRI.
Ante la falta de espacios y micrófonos para Ruiz Massieu, surge como sustituto automático quien fuera líder nacional del PRI, Manuel Camacho Quiroz, coordinador del PRI en la Cámara de Diputados, quien acomodándose a empujones como un suplente de Ochoa Reza inventa cualquier cosa para eclipsar al líder real que todavía no se convence que no puede dirigir ni una tortillería y así el ex gobernador del Estado de México, calificó al populismo de superficial y demagógico que termina siempre por ser irrespetuoso con las personas y agregó que en su partido ’no somos dados a los liderazgos iluminados, a aquello que parece producto de la fatalidad’.
Señaló, justificando la estulticia de su líder nacional: ’Lo que realmente existe es un PRI más horizontal que nunca, en el que todos tienen cabida y las voces son escuchadas y procesadas; además, la fuerza de quienes serán las y los candidatos radicará en la amplia base de sustentación social’.
Pero días después, surge otra voz que sólo ve un monigote al frente de su organización política, otro el ex presidente del partido, César Augusto Santiago Ramírez, emitió una declaración con 30 puntos en la que pide la democratización interna del PRI.
Por si fuera poco exige cambiar a Enrique Ochoa Reza, y rechazar ’a los nuevos fisiócratas, adoradores del dinero que han llevado al país a este espectáculo de ambiciones, de cochupos, de empresas fantasma, de paraísos fiscales, de evasión de impuestos, de mal uso del dinero público’.
A través de la agrupación política nacional Alternativa, el político chiapaneco pidió acabar dentro del PRI con ’los malos modos, los arreglos cupulares, las obsesiones oportunistas’ y la búsqueda obsesiva del poder sin sentido.
Por si esto no fuera suficiente, el exlíder del PRI, Manlio Fabio Beltrones, presentó ante la Comisión de Asuntos Legislativos de su partido su propuesta de ’Ley reglamentaria de gobiernos de coalición’, con el fin de que la bancada priista la presente en el próximo periodo de sesiones del Congreso de la Unión, que inicia el 1 de septiembre.
La última figura sólida al frente del tricolor y del gobierno en turno, opaca la de cualquier miembro del CEN en este momento y hace del PRI un partido acéfalo, sin dirección y con una recaída en las trampas más tradicionales de su organización.
El PRI está vivo de milagro y sus gobiernos sostenidos de alfileres.